Tengo tres grandes recuerdos de Norberto Alayón, a
quien conocía solo por sus libros. En una de las Jornadas que se hacían en la Provincia
de Buenos Aires, por el Colegio de Trabajadores Sociales, que no recuerdo si
fue exactamente en Necochea, él estaba en una mesa para disertar sobre un tema,
junto a otros integrantes. Al lado de Norberto estaba un joven con varios
pergaminos de maestría y aún doctorando. Recuerdo que era de una Una
Universidad de Córdoba y había estado en la Universidad del Comahue. Como
sucede muchas veces con estos ‘doctorandos’, había mucho de teoría y
metateoría, pero poco de praxis. Para las academias que se conforman con los
que tienen muchos papeles, pero poca práctica, estará bien; pero Alayón no era
de esos especímenes. Ya en su juventud, había participado en la UBA, en la
carrera de Trabajo Social. Conocía desde adentro la historia de los pasos y las
luchas que hubo que realizar entre las dictaduras del 60 y el 70, para que se
llegara a lo que conocemos hoy como Trabajo Social. Así que el que exponía en
esa mesa- muy tranquilo- leía, su trabajo de ‘investigación’ sobre el
desarrollo historia de las ciencias sociales, incluyendo las carreras de
aquellos tiempos (60 y 70); creo que sin saber a quién tenía sentado al lado.
Para los que estábamos sentados entre el público, nos comenzaba a subir la
indignación, me levanté para llamar a otros compañeros y que presenciaran, lo
que estaba escuchando, que no lo podía creer. Vinieron los aplausos para el
disertante y Alayón tomo el micrófono, y con voz tranquila le dijo, lo que
acaban de contar no es verdad. Y relató los acontencimientos que él vivió en
aquellas decádas. Luego bajo y nos acercamos a saludarlo y decirle que tenía
toda la razón. Aquí comenzaba a observar que entre la formación de los TS,
estaban aquellas universidades que forman en la teoría, y las que buscan
trabajar sobre la praxis, pero con un fundamento histórico de los desarrollos y
las conquistas de Derechos.
La segunda vez que lo recuerdo fue en el Congreso de
la Nación. Estábamos allí con muchos compañeros por la Ley de Trabajo Social.
Nos encontramos en la puerta por la calle Irigoyen (del lado donde entran los
senadores) y luego de presentar documentos subimos a uno de los pisos, donde se
reunían con diputados. El era la persona indicada para representarnos por toda
su trayectoria, y creo que era una forma de que todas esas luchas concluyeran
en una Ley sobre los Trabajadores Sociales. Después vinieron más encuentros
hasta que se debatió la Ley en diputados. Fue toda una tarde donde pudimos
pasar a ver como exponían los legisladores, hasta que fue aprobada.
La tercera vez que nos encontramos fue en La Rioja. Era un congreso de TS de la provincia, organizado por los TS de la UNLaR y el Colegio de Trabajadores Sociales local. Esa vez pudimos hablar mucho más; por eso tengo claro su participación y compromiso en la UBA, desde que era estudiante, y luego los cargos que fue ocupando en Democracia. Vivió un tiempo en Misiones, y fue Profesor Titular de la UNNE (Universidad Nacional del Nordeste), de la UNAM (México), UNCPBA (Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires). Coordinador Académico del CELATS (Centro Latinoamericano de Trabajo Social), organismo académico de ALAETS (Asociación Latinoamericana de Escuelas de Trabajo Social), con sede en Lima (Perú), desde 1979 a 1982. Lo acompañé a recorrer la UNLaR (quienes nos habían invitado para el encuentro) y ahí pude comprobar el efecto que siempre se produce cuando un alumno, que ha leído sus libros, conoce al autor en persona. Después de las mesas de exposición hubo una fiesta, organizada por los estudiantes de Trabajo Social de UNLaR. Lo vi divertirse y bailar, como de recibir el afecto de cientos de jóvenes que conocían al autor de ‘Asistencia y Asistencialismo- Pobres controlados o erradicación de la pobreza’ (uno de sus libros más conocidos y traducido a otros idiomas). Fue una noche de rondas y de sobremesas. Allí me enteré que había sido candidato del FIP, a gobernador por la provincia de Misiones (en 1975) y docente visitante en varias Universidades (Puerto Rico, Ecuador, México). Entre 1998 y 2002, fue vicedecano de la Facultad de Ciencias sociales de la UBA. Nos volvimos a ver en Buenos Aires en una marcha del 24 de marzo.
Carlos Liendro