miércoles, 7 de mayo de 2014

PEUMAN WECHE

 
Entrevista. Miguel Castillo. Director de Peuman Weche. 
 
Miguel Castillo conduce el grupo de jóvenes que motorizan la radio comunitaria. Tiene 30 años, y comenzó a soñar con esta posibilidad cuando cursaba el secundario.

–¿Cuándo empezó a pensar en una radio? Seguramente fue anterior al proyecto de instalar esta FM y llevarla adelante.
–Desde chico quise ser operador, trabajar técnicamente con la radio. Me entusiasmaba la posibilidad de andar entre aparatos. Pero luego se superpuso mi afición por la técnica con la conciencia de la necesidad de comunicación de mi comunidad, y terminé haciendo hasta el curso de locución. Por eso insistí con el proyecto, que se concretó ahora, con la nueva ley de radiodifusión, pero que veníamos empujando desde el 2006.
–En otros sitios de la Patagonia las radios pasan mensajes de los pobladores de sitios aislados como servicio de comunicación. ¿Ustedes harán algo semejante?
–Para nosotros, eso es necesario, ya que el único teléfono disponible muchas veces no funciona. Los inviernos son muy duros, y si hay una emergencia, algún enfermo grave, con suerte algún auto particular lo puede llevar, porque en el puesto sanitario de la comunidad hay dos enfermeros y para ver un médico tenemos que ir a El Huecú. Hay puntos que no se pueden pasar. La radio va a servir para saltar esas distancias y que sepan si tenemos una urgencia, porque nuestra radio alcanza unos 80 kilómetros.
–¿Servirá también para mejorar la vida en Colipilli, y que los jóvenes encuentren razones para quedarse?
–Ahora, muchos jóvenes se van a estudiar a Chos Malal, Zapala o El Huecú. Y, una gran parte de ellos, después, no quiere volver. Con la radio podemos juntar las ideas de todos, organizarnos, tal vez poner en marcha cooperativas que generen trabajo; porque muchos de los que se van es para buscar trabajo en otros sitios. Creo que la comunicación entre nosotros, que podamos compartir opiniones y que todos se enteren, puede servir para crear nuevas oportunidades. La radio sirve para muchas cosas, como pasar música o noticias, pero sobre todo sirve para que nos comuniquemos entre todos y para que, cuando sea necesario, escuchen lo que tenemos que decir. Cuando uno no tiene voz propia es difícil que lo oigan.
–El lonco Pedro Huayquillan dijo que también serviría para fortalecer las tradiciones del pueblo mapuche y conservar y difundir su identidad...
–Para nosotros, esto que se puede hacer con la radio es muy importante. Se nos ha negado durante muchos años y compartir la cultura que traen nuestros mayores, hacerla conocer a toda la comunidad, que sea de todos, es una parte importante de la radio.
–¿Tienen pensado los porcentajes de programación en lengua mapuche y castellano?
–Allí tenemos un problema. La mayoría de los jóvenes no habla bien la lengua mapuche. Nuestros padres se sentían avergonzados de hablarla y no nos dieron muchas posibilidades de aprenderla. Eso es un resultado de lo que fue la llamada “Campaña del Desierto”. Daba vergüenza ser mapuche, y entonces acá estamos. La radio puede ser una posibilidad de que la lengua sea más hablada y más oída. Que las palabras de los mayores enseñen a los jóvenes. Entre otras cosas tenemos que recuperar la lengua.
–Como resultado de esa Campaña del Desierto, los mapuches no sólo perdieron la lengua, también perdieron los apellidos. Algunos historiadores dicen que se los robaron cuando los varones en condiciones de trabajar fueron repartidos por las estancias, y quedaron como ganado, marcados con el apellido del dueño. Castillo no sería su apellido original.
–No, no lo era, de eso estoy seguro, pero ni conversando con mi abuelo hemos podido saber cuál era el nombre original. Hubo demasiados desplazamientos y persecuciones, aparte de la vergüenza que sentían muchos de llevar nombre mapuche, con lo que no se ponía muchas ganas en recordar cuál había sido el original, el principio. Después no nos podemos olvidar que durante muchos años estuvo prohibido hablar en mapuche en las escuelas. Las maestras no dejaban. Y eso hizo mucho mal, porque si no dejan será por algo, y termina dando vergüenza, como si el mapuche fuera menos que otros. Entonces, la gente no habla y no se comparte. Si no se comparte, la cultura se pierde. Y con ella se pierde también la lengua.
–Cuando comenzó a empujar para tener una radio en Colipilli, ¿los mayores apoyaron desde el principio o fue difícil convencerlos?
–Desde el principio entendieron para qué iba a servir y me apoyaron en todo momento. Había muchas cosas para hacer, como por ejemplo tener todo el papeleo en orden para presentar el proyecto. No siempre está todo al día, y ellos pusieron todo para que pudiéramos salir adelante. En esto no hay diferencia entre jóvenes y mayores, todos empujamos juntos, porque nos juntamos y lo hablamos. La radio es de la comunidad, es de todos.
–La idea de ustedes es tener una programación variada, que combine información con entretenimiento. ¿Cuántas horas diarias estarán en el aire?
–La radio tiene que hacer compañía, tiene que estar el mayor tiempo posible. Ahora empezamos a las 8 de la mañana y estamos hasta las 9 de la noche. Pero esperamos que, en muy poco tiempo, vamos a tener todo en condiciones para que la radio esté en el aire las 24 horas del día. Esto también tiene que ver con el intercambio de programas con radios como la nuestra, por ejemplo la de El Huecú, y otras, no sólo de Neuquén sino también de todo el país, a las que les pasaremos programas hechos por nosotros. Es la manera de intercambiar, de conocernos y de apoyarnos.
–¿Con qué personal cuenta hoy la radio?
–En este momento somos cinco los que la estamos llevando las tareas adelante.
–¿También jóvenes?
–Yo soy el más viejo, y tengo treinta años; hay de veinte también en el grupo. Pero no solo es apoyar y trabajar, también está la formación. Para hacer mejor radio, todos se van formando, haciendo cursos, porque hay que avanzar. Hoy tenemos una FM, pero quizás más adelante tengamos un canal de televisión propio, abierto, para toda la comunidad. ¡Quién sabe! Cuando empezamos a plantearnos la radio parecía un sueño muy lejano, muy difícil, pero aquí estamos.

2 comentarios:

  1. Si vas a copiar y pegar una nota de otro medio, tenés que citar la fuente. Si no, es plagio.

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    1. La fuente es MIRADAS AL SUR.
      Nadie se atrbuye esta nota como algo personal. La finalidad es que pueda ser leida. Considero esas palabras creyendo que sos el autor

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